En espacios verdes empleamos el manejo integrado de plagas, que abarca el control mecánico, cultural, biológico, genético y químico. Este último es una herramienta más dentro de las medidas de control de plagas que implementamos en los espacios verdes para evitar los posibles efectos indeseables (contaminación ambiental, riesgo de toxicidad para personas, mascotas y otros animales), que pueden derivar de un uso indiscriminado.
Cuando empleamos el control químico respetamos el siguiente procedimiento:
- Identificamos a la plaga, o sea, los agentes que producen daños a los vegetales y los que causan molestias al hombre.
- Observamos los daños.
- Elegimos y determinamos la concentración y cantidad del producto adecuado, el equipo de aplicación y la forma de distribución sobre la vegetación.
Los agentes perjudiciales animales y vegetales más frecuentes hallados en los espacios verdes son: bichos bolitas, cochinillas de la humedad, ácaros, pulgones, moscas blancas, chicharrita de la espuma, grillo topo, tucuras, hormigas podadoras, trips, polillas, chinches, mosquitos, vaquita, gorgojos, jejenes, arañas, caracoles y babosas, ciempiés, gusanos, etc. La plaga perjudicial más común para los árboles del parque, es el clavel del aire (Tillandsia spp.).
En cuanto al control de mosquitos, la forma más importante de su control es la protección personal.
Y en la sanidad ambiental, el uso de insecticidas, ya sea como: larvicidas (incluyendo reguladores de crecimiento de insectos), o como adulticidas, con tratamiento residuales y/o espaciales.